jueves, 29 de marzo de 2012

ESTA ES MI OPINIÓN, ¿Y LA TUYA?.

Cuando una madre le pone hígado en salsa a su hijo y a este no le gusta, el niño llora, patalea, hace lo imposible para que se lo quite de la mesa y le ponga otra cosa más agradable para comer. No se sabe si la madre rectifica porque se ha dado cuenta de que en realidad hay otros alimentos con las mismas propiedades y a su vez más atractivos para un niño, o básicamente para no escuchar a su hijo pesado, que no para de incordiar. El caso es que  la protesta del niño ha alcanzado su fin, no importa la forma en la que el niño ha incidido en voluntad de su madre, lo ha conseguido.

La reciente Reforma Laboral es un hígado en salsa, rico en vitaminas necesarias para fortalecer el anémico sistema laboral, económico y financiero de nuestro país, pero que es el peor guisado de la historia de nuestro Estado de Derecho y nos lo quieren poner sobre la mesa, a palo seco, sin un poquito de pan o un vasito de agua con el que ingerirlo con una mínima facilidad. Eso genera en nosotros, una reacción similar a la de ese niño, la única diferencia es que el llanto del niño, en los mayores se limita a una sola posibilidad, el ejercicio de un Derecho Fundamental recogido en la Constitución, el Derecho a Huelga. Pese a eso, yo me pregunto: ¿Se conseguirá que nos cambien ese plato poco suculento por otro un poco más apetecible? ¿Se logrará llegar al entendimiento de los que nos gobiernan, para que se den cuenta de que ese "hígado" que han guisado desde el deber, con una buena intención, con un ánimo, que no me cabe duda, es de mejora, les ha quedado incomestible? ¿Se conseguirá hacerles entender que, como le puede pasar a cualquiera, se han equivocado, y eso no es malo, si se subsana a tiempo? ¿Es la huelga en estos momentos la forma más efectiva de "llorar"?

Sin ánimos de pecar de utópica, creo que hay otras formas más efectivas, el único inconveniente es que no existen, nadie las ha creado, pero sé que si se buscan, se encuentran. Tengo razones para pensar que la huelga no es el mejor arma dadas las circunstancias que atravesamos:

- Simplemente por el hecho de estar reconocido como un Derecho Fundamental, debemos estar absolutamente a favor del ejercicio del Derecho a Huelga, dejando a un lado quién lo represente, sindicatos, partidos políticos, es un derecho nuestro, de cada uno, sin tener que identificarlo con nadie, sólo con nosotros mismos.
Es cierto que es lo único que tenemos, recurrir a eso es lo más rápido y fácil para reaccionar. Creo que en estos momentos no debemos conformarnos con lo fácil, los tiempos cambian, las cosas evolucionan e igual también deberían evolucionar las formas de protesta.

- Creo firmemente que en la práctica, no todos tienen las mismas posibilidades de ejercicio de este derecho, ni que a todos se nos generan las mismas consecuencias después de haberlo ejercitado.

- Pienso que el efecto perseguido no incide en quien debería incidir de forma directa. Se supone que debe hacer recapacitar al Gobierno en sus actuaciones, en caso de que esas protestas sean atendidas, cosa que, permítanme ponga en duda.

- Por último, siendo prácticos, creo que no es el mejor momento para secundar una huelga. A un recién llegado Gobierno con mayoría absoluta, una Huelga General, no le supone peligro alguno. Es cierto que su imagen y su consideración se ven afectadas, pero en principio tienen cuatro años para mejorarla y seguir manteniendo esa confianza hoy puesta duda. Por otro lado, creo que 24 horas de inactividad, económicamente no es lo más conveniente. Está claro que Emilio Botín no va a notar los efectos de la huelga, pero mi frutero, tu carnicero, el del bar de la esquina, si que lo van a notar y todo ello en el mejor de los casos, dejando a un lado lo que les puede costar que un piquete se presente en sus negocios para "darles información" sobre un derecho, que tiene que permanecer en el mismo plano que otro derecho, el Derecho a Trabajar, que además de ser un derecho, es un deber.

Tenemos derecho a protestar, tenemos derecho a que los que tienen asumida la  responsabilidad de dirigirnos, esos que ostentan el papel de madre, al oír nuestro "llanto" recapaciten y nos cambien ese plato de mal gusto. Pues si bien, un hijo no elige a la madre que le toca, en este caso, nosotros si que hemos elegido a "la madre" que hoy nos quiere dar de comer algo que si probara, estoy segura, no sería capaz de tragar, y una "madre" por muy dura que tuviera que ser,  nunca permitiría eso, quitaría el plato, y buscaría por todos los medios una forma para que su hijo estuviera fuerte y sano, sin hacerle pasar por una situación insostenible para ambos.